Ni el paso del tiempo ni la vuelta a la normalidad cotidiana que eso conlleva han evitado algunos vecinos del refrescado su memoria. Su rincón más oscuro, el recuerdo negro que les ha marcado. Casi cuatro años después del hundimiento del túnel del metro, con más de 1.200 desalojados de sus viviendas, la factura de aquella negligencia se ha hecho palpable con el último derribo propiciado por el seísmo del doble cráter.
El edificio del número 8 de la calle Conca de Tremp ya no es más que un solar. Pequeño, pero un solar a la espera de la reurbanización definitiva de la plaza del socavón, como se designó malévolamente al principio; o plaza del Carmel, como se va imponiendo conforme se regenera la piel de la cicatriz. "Les ha llevado bastantes días porque lo han hecho con mucho sigilo, a pico y pala", comenta una de las residentes en la zona. "Parecía que tenían miedo a causar problemas en otros sitios", dice otra.
El de Conca de Tremp 8 eleva a seis el total de inmuebles devorados directamente -dos- por el impacto del desplome, el 27 de enero del 2005, o que se han tenido que demoler -cuatro- al quedar tocados de muerte. Aunque algunos piensen que esto no es más que poner en marcha el No-Do, La Vanguardia ya adelantó en el 24 de enero del 2006, justo un año después del accidente, que ese bloque, de cinco pisos más bajos, tenía que ser derribado.
Los técnicos que trabajaban sobre el terreno aconsejaron que no valía la pena someterlo a micropilotaje y rehabilitación. Estaba demasiado debilitado y su cimentación original tampoco ofrecía garantías de cara a la construcción del conjunto de viviendas para jóvenes que han de apoyarse sobre la medianera resultante de la desaparición de los inmuebles echados a tierra. Al día siguiente de que apareciera la información en estas misma páginas, el conseller de Política Territorial, Joaquim Nadal, negó públicamente que se fuera a producir una nueva demolición.
En una comparecencia ante la prensa y refiriéndose a este edificio, Nadal proclamó: "En ningún caso se considera el derribo parcial o total". Han pasado los años, pero la piqueta no dejado indiferente a la gente. "Esto no lo hicieron entonces porque no querían engordar los efectos del hundimiento", afirma una de las personas que estuvo varios meses exiliada en un hotel. En su día, fuentes oficiales se refirieron a la dificultad que tuvo el Institut Català del Sòl (Incasòl) -el organismo de la Generalitat que ha de hacer eso pisos destinados a jóvenes-, para comprar el bloque.
Ahora, confirmada a pico y pala la demolición, el camino se encuentran expedito para que por fin se afronte al reurbanización definitiva de un espacio que todavía espera un nombre. Oriol Benet, director general de la Agència de Promoció del Carmel, explica que, en principio, el pleno de noviembre del Ayuntamiento aprobará el plan de mejora urbana.
Esto supone la construcción de las 21 viviendas, de aparcamiento, un equipamiento de barrio y el diseño final de la plaza. Según Benet, el calendario pasar por licitar las obras el próximo mes, de manera que los pisos, a cuenta de la Generalitat, se construyan a partir del 2009. Cuando se encare su final, en el 2010, empezará la urbanización, que la paga la Agència.
viernes, 7 de noviembre de 2008
El Carmel ve la sexta demolición de un edificio casi cuatro años después de la caída del túnel
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