viernes, 9 de mayo de 2008

Un sumiller profesional defiende la calidad del agua del Carmel

"Presenta un color brillante y es densa en copa. Al olfato, ofrece veladas notas de cloro y cal que en boca se hacen más presentes. Tiene una entrada muy suave y un final persistente". Así es como el sumiller profesional Adrián Carricart, finalista en el primer premio Vila Viniteca de cata por parejas celebrado el pasado mes de marzo, pondera la calidad del agua del grifo procedente del río Llobregat. "Es un agua con una buena relación calidad precio", añade Carricart. Pero no tan buena, a juicio del catador, como la del agua del Besòs que llega a los grifos del barrio del Carmel. "Esta es más ligera en la copa y no presenta sedimentación. En boca, tiene una entrada mucho más fresca y la nota de cloro no es tan presente. El final es bastante agradable". El sumiller observa las dos copas con su ojo experto y dicta sentencia: "Tomaría cualquiera de las dos tranquilamente". Suspiros de alivio.Hace ya tiempo que los análisis del laboratorio del doctor Oliver Rodés --ese nombre omnipresente en las etiquetas de agua embotellada-- hicieron saltar por los aires aquel viejo mito escolar de que el agua es insípida, inodora e incolora. Carricart mira, olfatea y paladea. Y con su veredicto de profesional desmonta otra leyenda arraigada: que el agua del grifo de Barcelona no hay quien se la beba. "Son aguas muy correctas", señala. Y parece que lo dice en serio.

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